El estímulo es, en términos generales, un elemento exterior que impulsa el desarrollo de una determinada actividad. En el caso de la economía, puede aplicar tanto en el ámbito macroeconómico como en el entorno privado.
El estímulo es entonces una acción que tiene como propósito generar una reacción. Así, puede tratarse, por ejemplo, al cambio en una variable económica.
El concepto de estímulo suele estar muy vinculado al de la política monetaria y fiscal. Estas corresponden las medidas que toman los gobiernos para influenciar en la actividad económica.
Lo anterior se da principalmente cuando existe alguna variable, como el Producto Interior Bruto (PIB) o la inversión privada, que el gobierno busca acelerar o frenar.
Ejemplo de estímulo económico
Un ejemplo de estímulo económico es el que desplegó el Sistema de Reserva Federal de Estados Unidos (FED). Esto, para recuperarse de la crisis financiera que se desató en el 2008.
El plan de la FED consistió en comprar bonos del tesoro del gobierno de Estados Unidos y activos financieros respaldados por hipotecas de alto riesgo (subprime). De ese modo, se apuntaba a inyectar dinero a la economía. Así, con más circulante disponible, las entidades financieras estarían dispuestas a otorgar más crédito a un menor coste. Por consiguiente, según la teoría, aumentaría el consumo y la inversión, acelerando el crecimiento económico.
Este plan, denominado de estímulo cuantitativo, se trató de una herramienta no convencional utilizada de forma excepcional. Sin embargo, cabe recalcar que, en general, las autoridades monetarias cuentan con instrumentos para aplicar estímulos. Uno de los más conocidos es la tasa de referencia. Dicha variable sirve a los bancos para definir el tipo de interés de los préstamos que se harán entre ellos (tasa interbancaria).
Entonces, cuando un banco central baja su tasa de referencia, busca reducir la tasa interbancaria, disminuyendo el coste de los bancos para obtener fondos. De ese modo, las entidades financieras se ven incentivadas a otorgar más crédito al público. Lo opuesto sucede cuando se eleva la tasa de referencia.
Estímulo laboral
Otro ámbito en el que se puede aplicar el concepto de estímulo es en el laboral. Por ejemplo, cuando los trabajadores reciben una recompensa por los resultados sobresalientes de su labor.
En este caso, la lógica del estímulo es que el empleado se sienta motivado. De ese modo, será más productivo y, en consecuencia, los resultados de la empresa tenderían a ser mejores.
Lo anterior es aplicado, por ejemplo, cuando la empresa premia con un bono al trabajador que obtiene el mejor número de ventas.
Sin embargo, cabe aclarar que el incentivo no necesariamente es monetario. Puede tratarse, por ejemplo, del reconocimiento público al mejor empleado del mes.