El colectivismo es una doctrina que propone un sistema económico donde los medios de producción deben estar en manos del Estado o de la comunidad, es decir, deben ser bienes comunes.
Esta corriente de pensamiento implica entonces que la distribución de bienes y servicios es controlada desde un poder central.
Viéndolo desde un punto de vista más amplio, como posición moral y filosófica, el colectivismo prioriza el bienestar del grupo. Esto, en contraposición a los intereses del individuo.
Lo contrario al colectivismo es el individualismo. Esta doctrina privilegia los intereses y deseos de la persona, poniéndolos por encima de cualquier orden social o estatal impuesto.
Marx y el colectivismo
El conocido pensador Karl Marx propuso que los medios de producción sean controlados por el gobierno. Esto, debido a que son la fuente de la plusvalía.
Para Marx, la plusvalía es el excedente generado por el trabajado del cual se apropia el capitalista. Así, a costa de mantener a la clase obrera con bajos ingresos, los dueños de los medios de producción se enriquecerían.
Del pensamiento de Marx, nace entonces toda la doctrina socialista que promueve la intervención del Estado para controlar las actividades económicas.
Crítica al colectivismo
El colectivismo puede mostrarse como una vía para alcanzar una mayor equidad y justicia social. Sin embargo, al dejar de lado del interés individual por el colectivo, se debe renunciar a la plena libertad.
El colectivismo entonces lo que haría sería subyugar al individuo al grupo, a lo que se denomina el bien común.
La filósofa Ayn Rand, por ejemplo, afirmaba lo siguiente: “La filosofía política del colectivismo se basa en una visión del hombre como un incompetente congénito, una criatura impotente, sin mente, que debe dejarse engañar y ser gobernado por una élite especial que alega algún tipo de sabiduría superior y un ansia de poder”.